Han invadido los nucleos urbanos de nuestras ciudades, proponiéndose como soluciones a la vanguardia del transporte público. No solamente eso, sino que además han logrado captar el interés de miles de millones de dólares en inversión.
Probablemente, si aún no los has visto, tardarás poco en verlos. Y se han convertido en el centro de un creciente debate sobre el uso de las vías públicas en las ciudades.
LOS problemas de dejar un patinete en cualquier lugar.
Los vemos por la acera y por la calzada, en los caminos y en parques públicos. La recepción que han tenido estos patinetes eléctricos ha sido muy buena, posicionándose como una auténtica alternativa de transporte para recorrer la última milla en las ciudades y núcleos urbanos.
Tener la posibilidad de acortar la última parte de tu trayecto unos diez o veinte minutos al día es algo que no solamente ayuda a los usuarios actuales del transporte público a disfrutar de sus ventajas, sino que fomenta el que nuevos usuarios pasen a utilizar todas las infraestructuras de transporte público, cambiando su rutina de desplazamiento por aquella del coche.
El problema es que - como ya sabéis - en España las cosas de palacio van despacio. Las empresas de scooters de desplazamiento eléctrico han brotado como champiñones y las ciudades no han tenido a bien regular el uso de estos dispositivos, llegando incluso el ayuntamiento de Valencia a retirar y sancionar los patinetes de una empresa startup dedicada a ello.
Añadimos esta falta de regulación a una dejadez que tenemos los seres humanos de dejar las cosas por ahí y nos encontramos con el debate de movilidad urbana que deberíamos plantearnos. ¿Queremos una ciudad que permita dejar los patinetes de cualquier manera? ¿Preferimos la comodidad que implica?
El uso de las aceras a lo largo de la historia.
Antes de la invención del automóvil, las aceras eran mucho más amplias, puesto que servían no solamente para permitir el paso de peatones, sino para además otros usos de ámbito social como por ejemplo puestos de venta y mercados, para realizar protestas , etc.
Fijaos en como camina la gente en este video de San Francisco en los años 1900. Podemos ver como incluso un señor pasea con su hijo en brazos sin llegar preocuparse mucho del tráfico de los alrededores.
Pero esta estampa cambia cuando se empieza a popularizar el uso masivo del automóvil. Las aceras pasarían a hacerse más pequeñas para hacer más hueco a los automóviles. Se limitan y reducen los espacios públicos en favor de parkings para los coches y se trata de agilizar - de forma insuficiente - el movimiento de los vehículos a través de los nucleos urbanos de las grandes ciudades. Ahora los coches iban más rápido ,por lo que era necesario separar el tráfico de coches del de personas.
la solución de completar la última parte del desplazamiento al trabajo.
Es la razón por la que empresas tan punteras como Google o Uber han invertido tanto dinero en startups especializadas en el uso de estos patinetes eléctricos en todas las grandes ciudades. En Zaragoza, por ejemplo, han proliferado varias compañías que intentan poner su granito de arena en el mercado. Y ya hemos hablado de lo que ocurrió en Valencia. El debate está servido. ¿Cómo queremos que sean nuestras ciudades?
No hay mucho que pensar, este tipo de dispositivos pueden ser una buena solución para todos los usuarios del transporte público.

El tema de esta solución, es que solo funcionará si las ciudades se diseñan y se habilitan de tal manera que permitan estacionar libremente este tipo de dispositivos.
Estas scooters serían una solución alternativa viable siempre que las ciudades se diseñen de tal manera que habiliten a los peatones a utilizar este tipo de transportes, con zonas como carriles bici y aceras más grandes para permitir distribuir este tipo de tráfico.
Y tu, ¿que opinas? ¿Cómo piensas que deberíamos regular el uso de este tipo de vehículos? ¡Deja tus comentarios debajo!